El acto de regalar libros como una forma de decir “te veo”

Hay regalos que se entregan con las manos… y otros que se entregan con el corazón.

REFLEXION

12/3/20253 min read

Regalar un libro no es solo envolver una historia y ponerla bajo el árbol o dentro de una bolsa bonita. Tampoco es simplemente elegir un título de moda o el más vendido del mes. Regalar un libro es un gesto profundo, íntimo y a veces incluso vulnerable. Es una manera de decir “te conozco”, “te escucho”, “sé quién eres” o “me importas”.

Es una forma silenciosa —pero inmensamente poderosa— de decir: te veo.

Porque un libro no se elige al azar

Cuando regalamos un libro pensamos en la persona:
en lo que le gusta, en lo que le duele, en lo que sueña.
Recordamos conversaciones, confesiones y momentos compartidos.

Se escoge porque, de alguna manera, creemos que esa historia puede resonar con la suya. Porque pensamos que el personaje principal puede hacerle compañía, que una frase puede sanar algo, que un final puede darle esperanza o que un mundo ficticio puede darle un respiro del propio.

Regalar un libro es dejar una huella

Cuando alguien abre un libro que le regalamos, también está abriendo una parte de nosotros:
nuestros gustos, nuestras memorias, nuestros miedos, nuestras alegrías, nuestras vulnerabilidades.

Es como decir:
“Te presto mis ojos por un rato. Mira el mundo como yo lo veo.”

Y a veces, al leer, la otra persona nos encuentra en cada página.
En cada capítulo.

En una época donde todo es rápido, desechable y superficial, regalar un libro es ir a contracorriente. Es elegir algo que se queda, que se guarda, que se relee, que se atesora.

Hay libros que llegan cuando más los necesitamos.
Y hay libros que damos porque sabemos —o sentimos— que la otra persona puede necesitarlos sin haberlo dicho.

Un libro puede ser un abrazo para días difíciles.
Una compañía para noches de insomnio.
Una ventana cuando el mundo se siente pequeño.
Una pausa, un soplo, un recordatorio de que no todo está perdido.

Es un gesto que dice:
“No puedo resolverlo todo, pero quiero estar contigo en la forma que pueda.”

Un libro es un puente invisible

En cada diálogo que nos conmovió primero a nosotros.

Por eso regalar un libro crea un puente, silencioso pero firme, entre dos personas.

Un libro no se escoge por escoger.

Regalar un libro es prestar atención.

Un libro también es un abrazo que llega cuando no estamos

A veces, años después, alguien abre su librero y encuentra ese libro que le dimos. Quizás con una dedicatoria, con una fecha, con dos o tres palabras que contienen todo lo que sentíamos en ese momento.

Y esa persona sabe que ese libro fue elegido solo para ella.
Que no fue un regalo genérico.
Que no fue un “por compromiso”.

Sabe que alguien pensó en ella con intención.

Y esa sensación, más que el libro mismo, es el verdadero regalo.